Dicen que los lectores al envejecer ( o crecer…) pasamos de la ficción a los fotos o al ensayo. A mi también me pasa. Un artículo muy interesante, y muy bonito, gracias. 🙂
Me encanta el detalle de quien se afana en borrar las huellas de su identidad pero deja una flor entre las páginas, casi intacta a pesar del tiempo, de los viajes. Tal vez ahí esté el secreto de la literatura, en la belleza que se consigue casi por arte de magia cuando se estaba trabajando muy a conciencia en el duro oficio de escribir.
(Y en el niño escondido en el rincón de las patatas fritas hay una historia)
¡Muchas gracias, María! Me pregunto si ese detalle está en quien compró el libro o en quien lo vendió (si fue otra persona), por qué conservaron la flor y no el exlibris... La justificación del niño escondido me la sé, pero mejor callarla y dejaros con la curiosidad (o que la escribáis quienes estéis por aquí). 😉
He leído los diarios de la Sonrag, Mansfield, World, algo de Pavese pero a momentos me aburren y en otros, siento que me caigo al precioso de la emoción. Pero estoy consciente de que ellos escriben pensando en publicarlos. Los míos en cambio, son simples palabras en una hoja.
Mañana iré al recital en Donosti!! Llegaré un poco tarde porque trabajo (espero no que pase nada por llegar tarde) pero tengo muchísimas ganas de oírte en directo!
Pilar del Río lo confirma en La intuición de la isla: en la cotidianidad de Saramago no había ni polvo que limpiar ni comida que preparar ni ropa que planchar. Dice que por eso sus personajes en las novelas solo desayunaban 😂
Soy bastante caótica en esto… No es una lectura que tenga “sistematizada”, por así decirlo; no los busco, como otros temas, sino que leo los que encuentro cuando puedo. Tengo muchísimas lagunas y no soy una fuente fiable. (En ese sentido, también leo muchas memorias, volúmenes de correspondencias, etcétera.)
Me gustan sobre todo los que hablan del proceso creativo, cómo la vida se asoma a la escritura; los de muchas dudas, etcétera. Mis preferidos creo que son los de Rosa Chacel y Virginia Woolf. También los de Susan Sontag. Los de Alejandra Pizarnik y Sylvia Plath los tengo pendientes de relectura, porque los leí demasiado joven.
Tengo una debilidad que es Leandro Fernández de Moratín. Las “Apuntaciones sueltas de Inglaterra” y el “Viaje a Italia” me parecen una maravilla. Se salen del esquema que te comentaba, de la reflexión de la escritura, pero… qué delicia.
Por supuesto, “Perderse” de Annie Ernaux, para leer con “Pura pasión” cerca, y comparar ambos procesos… Y los diarios de Rosario Bléfari: “Diario del dinero” y “Diario de la dispersión”.
De los “clásicos”, los de Cesare Pavese y Julio Ramón Ribeyro. Los de Patricia Highsmith y Franz Kafka los tengo pendientes (¡como tantísimos otros!). También los de Teresa Wilms Montt.
De los de aquí y ahora, el proyecto en marcha de Andrés Trapiello, los de Laura Freixas… También los que Miguel Ángel Hernández publica poco después de cada novela, contando el proceso. Por supuesto los de Rafael Chirbes, aunque al principio me costó conectar con ellos.
Y en cierto modo —y en otras disciplinas— “Autorretrato”, de Celia Paul, que recoge parte de su diario (entre otros textos), y los MARAVILLOSOS cuadernines de Delhy Tejero.
Guauuu!! Que de recomendaciones ! Me las apunto todas! Me interesa un montón el proceso creativo de los escritores y no me canso de escuchar podcast y leer entrevistas pero no me he animado aún con ningún diario, por eso te preguntaba, me alegra poder ir de la mano con esto
Dicen que los lectores al envejecer ( o crecer…) pasamos de la ficción a los fotos o al ensayo. A mi también me pasa. Un artículo muy interesante, y muy bonito, gracias. 🙂
¡Muchas gracias a ti!
Quería decir diarios o ensayos, perdón
Tengo las mismas sensaciones con los diarios de escritores.
Sí, yo estoy ahí, con mucha curiosidad...
Me encanta el detalle de quien se afana en borrar las huellas de su identidad pero deja una flor entre las páginas, casi intacta a pesar del tiempo, de los viajes. Tal vez ahí esté el secreto de la literatura, en la belleza que se consigue casi por arte de magia cuando se estaba trabajando muy a conciencia en el duro oficio de escribir.
(Y en el niño escondido en el rincón de las patatas fritas hay una historia)
¡Muchas gracias, María! Me pregunto si ese detalle está en quien compró el libro o en quien lo vendió (si fue otra persona), por qué conservaron la flor y no el exlibris... La justificación del niño escondido me la sé, pero mejor callarla y dejaros con la curiosidad (o que la escribáis quienes estéis por aquí). 😉
He leído los diarios de la Sonrag, Mansfield, World, algo de Pavese pero a momentos me aburren y en otros, siento que me caigo al precioso de la emoción. Pero estoy consciente de que ellos escriben pensando en publicarlos. Los míos en cambio, son simples palabras en una hoja.
Seguro que los tuyos son mucho más. 😊
Mañana iré al recital en Donosti!! Llegaré un poco tarde porque trabajo (espero no que pase nada por llegar tarde) pero tengo muchísimas ganas de oírte en directo!
¡Muchas gracias, Cecilia! Qué ilusión... No creo que haya problema en llegar un poquito tarde, estaremos un buen rato.
ay las tablas de equivalencia... maravillosa carta, querida. Gracias :)
Muchas gracias a ti por estar ahí siempre. 🍲
Pilar del Río lo confirma en La intuición de la isla: en la cotidianidad de Saramago no había ni polvo que limpiar ni comida que preparar ni ropa que planchar. Dice que por eso sus personajes en las novelas solo desayunaban 😂
Ay, ¡muchas gracias por este apunte! Me lo apunto para buscarlo... El diario de los diarios.
Me ha encantado la carta y me ha interesado mucho !! Que diarios de escritores son los que más te han interesado ?? Además del de Saramago, claro
Soy bastante caótica en esto… No es una lectura que tenga “sistematizada”, por así decirlo; no los busco, como otros temas, sino que leo los que encuentro cuando puedo. Tengo muchísimas lagunas y no soy una fuente fiable. (En ese sentido, también leo muchas memorias, volúmenes de correspondencias, etcétera.)
Me gustan sobre todo los que hablan del proceso creativo, cómo la vida se asoma a la escritura; los de muchas dudas, etcétera. Mis preferidos creo que son los de Rosa Chacel y Virginia Woolf. También los de Susan Sontag. Los de Alejandra Pizarnik y Sylvia Plath los tengo pendientes de relectura, porque los leí demasiado joven.
Tengo una debilidad que es Leandro Fernández de Moratín. Las “Apuntaciones sueltas de Inglaterra” y el “Viaje a Italia” me parecen una maravilla. Se salen del esquema que te comentaba, de la reflexión de la escritura, pero… qué delicia.
Por supuesto, “Perderse” de Annie Ernaux, para leer con “Pura pasión” cerca, y comparar ambos procesos… Y los diarios de Rosario Bléfari: “Diario del dinero” y “Diario de la dispersión”.
De los “clásicos”, los de Cesare Pavese y Julio Ramón Ribeyro. Los de Patricia Highsmith y Franz Kafka los tengo pendientes (¡como tantísimos otros!). También los de Teresa Wilms Montt.
De los de aquí y ahora, el proyecto en marcha de Andrés Trapiello, los de Laura Freixas… También los que Miguel Ángel Hernández publica poco después de cada novela, contando el proceso. Por supuesto los de Rafael Chirbes, aunque al principio me costó conectar con ellos.
Y en cierto modo —y en otras disciplinas— “Autorretrato”, de Celia Paul, que recoge parte de su diario (entre otros textos), y los MARAVILLOSOS cuadernines de Delhy Tejero.
¿Cuáles sumarías tú?
Guauuu!! Que de recomendaciones ! Me las apunto todas! Me interesa un montón el proceso creativo de los escritores y no me canso de escuchar podcast y leer entrevistas pero no me he animado aún con ningún diario, por eso te preguntaba, me alegra poder ir de la mano con esto